lunes, 31 de octubre de 2011

Un país adicto a la muerte

La sicología forense es la herramienta que permite traducir una evaluación sicológica al lenguaje legal que se maneja en los juzgados. El trabajo de un sicólogo forense consiste pues en tratar tanto con víctimas como con victimarios; los escucha, los analiza, los evalúa y los interpreta. Marcelino Díaz es sicólogo forense en El Salvador. Trabaja desde 1993 en el Instituto de Medicina Legal, institución adscrita a la Corte Suprema de Justicia. Por su despacho de dos por dos metros han pasado violadas y violadores, incontables ya. La segunda vez que me recibió, cuando le saqué el tema, alzó desde detrás de la mesa una gran bolsa blanca llena de peluches. Me explicó que se los pide a sus alumnos de la universidad, para romper el hielo cuando evalúa a niñas violadas, algo que ocurre con demasiada frecuencia.

—Una de las cosas que he logrado entender de las pandillas –me dijo Marcelino, también un convencido de que las maras son responsables directas de buena parte de la violencia que embadurna el país– es que ellos se creen diferentes; a los demás nos dicen civiles. Se consideran con el derecho a hacer lo que les da la gana y por la impunidad que hay, hoy pueden tomar a la mujer que se les antoja.

La historia de la violación de Magaly era ya un drama infinito, pero en singular; no fue hasta que hablé con Marcelino cuando comprendí que es algo generalizado, que no es exclusivo del Barrio 18 o de la Mara Salvatrucha; comprendí que las violaciones tumultuarias no son algo extraordinario en El Salvador; comprendí que Magaly hasta podría considerarse una afortunada.

—Con los años –me dijo–, las violaciones de los pandilleros han ido cambiando, especialmente en conductas sádicas. Lo último de lo que he tenido conocimiento es que toman a una joven, la desnudan, alguno se pone entre las piernas para violarla, otros la levantan, le agarran las piernas y, cuando la están violando, uno más le clava un puñal en la espalda, para que ella se mueva. Es una conducta totalmente sádica, bestial… no tiene nombre.

Las pláticas con Marcelino resultaron una sucesión de titulares, cada cual más cruel y desesperanzador: “Los pandilleros tienen un odio tremendo a la mujer, por la destrucción de cuerpos que hacen”; “las denuncias son solo la punta del iceberg de todas las violaciones que hay”; “hay niños de 12-13 años que ya son violadores”; “las están prefiriendo de 14 o 15 años, son las que más aparecen muertas”; “el sistema educativo es una fracaso, pero parece que nadie lo quiere señalar”; “no le veo solución al problema de las pandillas”.

Le esbocé lo vivido por Magaly y mencioné su aparente fortaleza emocional. Marcelino respondió que cuando se crece en un ambiente de amenaza constante, como lo es una colonia dominada por pandilleros, una violación no genera tanto trauma porque se asume que la alternativa es la muerte. Es cuestión de sobrevivencia, me dijo.

—¿Y cómo calificaría la actitud de la sociedad salvadoreña ante lo que ocurre en el país? –pregunté.
—La violencia está casi invisibilizada: ¿cuántos medios de comunicación cuentan aquí la verdad? Casi ninguno, porque responden a grupos normativos que prefieren vender El Salvador como el país de la sonrisa. Y no solo invisibilizada; también está naturalizada. No es natural que se descuartice a niños o a niñas, que maten a la abuelita, pero aquí todo eso se ha naturalizado. Yo creo que los salvadoreños tenemos adicción a la muerte. 


Adicción a la muerte, dijo.

Arte: internet

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(Este es un fragmento de una crónica titulada Yo violada, que fue publicada el 23 de julio de 2011 en la sección Sala Negra del periódico digital salvadoreño El Faro)

5 comentarios:

  1. Es increible al grado de insensibilidad que hemos llegado. Buena cronica de nuestra dura realidad.

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  2. La violencia, la criminalidad está ya tan arraigada en el salvadaor, en honduras, en méxico... que parece increible que sigamos creyendo en el futuro. la vida ya hace un tiempo que para muchos sólo se rige por el presente, algo verdaderamente terrible pues nubla el progreso de todos y de cada uno de nosotros. Se ha perdido en gran medida el valor social de la vida, el valor del próximo/a... Pero al final, quedarse sólo en lo que se perdió no sirve de nada... Es necesario seguir trabajando por un presente y futuro diferente y posible. www.dilmeralvarado.com

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  3. Esta historia de Magaly es muy impactante. En su momento la leí en el faro, ahora la leo aqui nuevamente y me impacta de igual manera.

    Me gustaría me brindara un correo electronico directo para ponerme en contacto con usted?.

    Espero sus comentarios,

    Saludos,

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  4. Hola, Grecia. Puedes escribirme a robertogasteiz@gamil.com Saludos.

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  5. Interezantes Cronicas, la violencia se a vuelto algo natural y cuando no se trata de un ser querido lo leemos, lo vemos en las noticias, que no son en su totalidad la verdad como ya lo has mencionado pero nos hemos vuelto tan insensibles y eso mismo nos hace apaticos a hechos q no tiene q ver con nuestros seres queridos.. pero q al final nos afecta a todos ...

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